miércoles, 15 de julio de 2009

Capitulo V.- Mariposas en el estómago?... más bien nauseas.


Prefacio

Un nudo.
Los nudos. Mis nudos. Estos se forman por la acumulación. ¿Acumulación de qué? Acumulación de cosas.
Qué pasaría si los sentimientos tuviesen horarios? Horarios en los cuales dictaría las horas cuyas podrían salir unos u otros. O ninguno!.
A veces mis nudos surgen porque todos estos sentimientos deciden salir a la vez.
Pero si los sentimientos tuviesen horarios, eso si que no sería agradable.


Hatey:

Últimamente todo se deshace. Últimamente hay demasiadas cosas a mi alrededor. No estoy segura que eso sea bueno o malo, pero en momentos, me altera.
Un cosquilleo me interrumpe en mi silencio.
¿De donde proviene?
Decido levantarme el camisón y mirarme el estomago. Esa panza demacrada donde apenas hay rastro de nada. Y para, el cosquilleo para cuando miro.
Suspiro. Que decepcionante. Pensaba que sentía algo nuevo…
Esta vez vuelve a estallar el cosquilleo, interrumpiendo mis inquietos pensamientos. Recelosa vuelvo a mirarme; siento un revoloteo en mi interior, como si unas finas alas de papel acariciaran mis secas paredes. Como mariposas!
Qué calida sensación. Vaya, cálida o quizá sea el calor de mi sorpresa. Quizá sea mi corazón, que sigue vivo, que aún no ha parado de latir del todo…
Esa idea me había entusiasmado. “Creo” que sería fantástico que esa hipótesis fuera la correcta.
Por un momento detengo mis pensamientos y me paro a escuchar el silencio. Sigo sola. Arrastro vilmente la mirada hasta el suelo para contemplar mi sombra. Había pensado pedirle opinión sobre aquello. Pero al contemplar su amedrentadora sonrisa, bajo sus ojos entrecerrados (¿mis ojos?), todo vuelve a deshacerse. Vuelvo a caer en la realidad. Mi oscura realidad. Porque nada ha cambiado.
El revoloteo se agudiza y fugazmente sube hasta mi garganta en forma de picotazos. Sube, sube, en forma de tristes y amarillas nauseas.

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